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La Guerra de los huesos: Rivalidad, ambición y descubrimientos épicos de dinosaurios

A finales del siglo XIX, mientras Estados Unidos se expandía hacia el Oeste, se desató una de las rivalidades científicas más feroces y productivas de la historia: la Guerra de los Huesos (Bone Wars). Fue una época de intensa «fiebre por los fósiles», protagonizada por dos brillantes y ambiciosos paleontólogos, Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope. Su competencia despiadada por desenterrar y nombrar nuevos dinosaurios y otros animales prehistóricos transformó la paleontología estadounidense, llenó museos con tesoros óseos y nos legó algunos de los dinosaurios más icónicos que conocemos hoy. Pero, ¿Cómo empezó esta guerra y cuáles fueron sus consecuencias? Acompáñanos en DinoMundo.info a desenterrar la historia.


Los protagonistas: Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope.

En el centro de la Guerra de los Huesos se encontraban dos hombres muy diferentes pero igualmente motivados:

Othniel Charles Marsh (1831-1899):

Un paleontólogo metódico y bien conectado, sobrino del adinerado filántropo George Peabody, lo que le aseguró una posición influyente en la Universidad de Yale y financiación para sus expediciones. Aunque reservado, era tenaz y no dudaba en usar su influencia y recursos para superar a su rival. Fundó el Museo Peabody de Historia Natural en Yale.

Retrato del paleontólogo Othniel Charles Marsh
Retrato del paleontólogo Edward Drinker Cope

Edward Drinker Cope (1840-1897):

Un científico brillante, prolífico y quizás más impulsivo, proveniente de una rica familia cuáquera de Filadelfia (aunque luego dilapidaría su fortuna). Asociado con la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, Cope era conocido por su rapidez en describir especies, aunque a veces con errores. Poseía una mente aguda pero también un temperamento más volátil.

El Origen de la discordia: De la amistad a la enemistad.

Inicialmente, Marsh y Cope mantuvieron una relación cordial, incluso nombrando especies en honor mutuo. Sin embargo, la tensión comenzó a crecer. Un incidente frecuentemente citado como catalizador ocurrió cuando Cope reconstruyó el esqueleto del reptil marino Elasmosaurus y, erróneamente, colocó el cráneo en el extremo de la cola. Marsh señaló públicamente el error, humillando profundamente a Cope. Aunque probablemente las tensiones ya existían, este evento marcó el inicio de una animosidad que duraría décadas.


La escalada de la rivalidad: Conquistando el oeste americano fósil.

La verdadera Guerra de los Huesos se libró en los ricos yacimientos de fósiles del Oeste Americano, especialmente en estados como Colorado, Wyoming y Nebraska, durante las décadas de 1870 y 1880. A medida que se descubrían nuevos y espectaculares fósiles de dinosaurios, la competencia entre Marsh y Cope se volvió feroz:

  • Carrera por Publicar: Ambos se apresuraban a publicar descripciones de nuevas especies, a menudo basándose en restos fragmentarios, para asegurarse la prioridad del descubrimiento y el «derecho» a nombrar al animal.
  • Ataques Personales: Utilizaron publicaciones científicas, telegramas e incluso la prensa popular para desacreditarse mutuamente, acusándose de errores, plagio, incompetencia y robo.
  • Equipos en el Campo: Enviaron equipos de excavación al Oeste, instruyéndoles a conseguir fósiles a cualquier precio y, sobre todo, a evitar que cayeran en manos del rival.

Métodos cuestionables en nombre de la ciencia.

La intensidad de la rivalidad Marsh-Cope llevó a tácticas que hoy consideraríamos completamente antiéticas:

  • Soborno y espionaje: Intentaban sobornar a los trabajadores del equipo contrario para obtener información o fósiles. Se espiaban mutuamente las localizaciones de las canteras.
  • Robo de fósiles: Hubo acusaciones (y probablemente casos reales) de robo de huesos directamente de las excavaciones del rival.
  • Destrucción deliberada: En uno de los actos más infames de la Guerra de los huesos, se sabe que algunos equipos destruían los fósiles que no podían llevarse (dinamitándolos o rompiéndolos) simplemente para que el contrario no los consiguiera.
  • Errores por prisa: La rapidez por publicar llevó a nombrar múltiples veces la misma especie o a basar nuevas especies en huesos juveniles o fragmentos insuficientes, creando una enorme confusión taxonómica que los paleontólogos tardarían décadas en resolver.

Un legado de huesos: Descubrimientos monumentales de dinosaurios.

A pesar de sus métodos destructivos y su animosidad personal, la Guerra de los huesos tuvo un resultado científico espectacular: un aumento sin precedentes en el descubrimiento de dinosaurios y otros animales prehistóricos. Entre los dos, Marsh y Cope describieron y nombraron más de 130 especies de dinosaurios (aunque muchas se consideran inválidas hoy).

Algunos de los dinosaurios más famosos descubiertos durante esta época incluyen:

  • Descubrimientos de Marsh: Stegosaurus, Triceratops, Allosaurus, Diplodocus, Apatosaurus (cuya historia con Brontosaurus es una consecuencia directa de esta guerra).
  • Descubrimientos de Cope: Camarasaurus, Coelophysis, Monoclonius.

Sus hallazgos transformaron nuestra comprensión de la vida en el Mesozoico y popularizaron los dinosaurios ante el público mundial.

Esqueleto del dinosaurio Triceratops, descubierto durante la Guerra de los Huesos
Esqueleto del dinosaurio Stegosaurus, descubierto durante la Guerra de los Huesos

El alto coste y el legado duradero de la Guerra de los huesos.

La Guerra de los Huesos dejó un legado complejo:

  • Consecuencias negativas: Arruinó financieramente a Cope, dañó la reputación de ambos científicos y de la paleontología estadounidense, llevó a la destrucción irreparable de fósiles valiosos y creó un caos taxonómico.
  • Consecuencias positivas: Impulsó enormemente el conocimiento sobre los dinosaurios y la vida prehistórica. Reunió colecciones de fósiles masivas que se convirtieron en la base de importantes museos como el Museo Peabody de Yale, el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York y el Smithsonian en Washington D.C. Despertó un interés público masivo por los dinosaurios que perdura hasta hoy.

Conclusión: Una lucha épica por el pasado.

La Guerra de los huesos entre Othniel Marsh y Edward Cope es una de las historias más dramáticas y significativas de la paleontología. Fue una época de descubrimientos asombrosos impulsados por una rivalidad personal implacable. Aunque sus métodos fueron a menudo cuestionables, su legado perdura en los esqueletos de dinosaurios que maravillan al público en los museos de todo el mundo, recordándonos una era de exploración científica tan salvaje y competitiva como el propio Oeste Americano que exploraron.

De la prehistoria a la actualidad.